Por Comunidad Misak Jardín del Jardín Botánico Las Delicias
La Asociación Jardín Botánico Las Delicias es una organización sin ánimo de lucro fundada en 1999 en el Resguardo de Guambia con el propósito de generar alternativas de desarrollo comunitario, a través del fortalecimiento de prácticas y saberes de comunidades indígenas y campesinas para el cuidado y protección de ecosistemas locales.
Teniendo en cuenta la gran riqueza étnica, espiritual, cultural, artística y ambiental presente en nuestro territorio, entre 2018 y 2019 recibimos asesoría técnica y pedagógica del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (mincit) de Colombia para empezar a consolidar nuestra estrategia y a incursionar en el ámbito del turismo comunitario. Así fue como al interior del Jardín Botánico Las Delicias surgió nuestra innovación turística denominada Senderos Ancestrales Misak-køllelei maimera, que busca mejorar la calidad de vida e ingresos económicos de la comunidad aprovechando la riqueza biocultural presente en nuestra área de influencia. Nuestro emprendimiento se fundamenta en el rescate de los valores étnicos y culturales de la comunidad Misak para ofrecer un turismo consciente y respetuoso del medio ambiente y las prácticas indígenas. En nuestra organización, al estar conformada en su mayoría por indígenas Misak, promovemos el respeto y la valoración de las tradiciones y valores ancestrales de nuestro entorno reforzando nuestra identidad étnica y la valoración de nuestro patrimonio cultural.
En nuestras dos locaciones, los visitantes tienen la oportunidad de vivenciar no solo nuestras formas de vida como usos y costumbres, expresiones culturales, espirituales, agrícolas, artísticas, artesanales, arquitectónicas; sino que también pueden disfrutar los paisajes de la alta montaña del sur de Colombia y concientizarse sobre la riqueza natural de nuestra región. Un importante componente es la interacción social y el intercambio de saberes y experiencias con nuestra comunidad. Para ello hemos abierto espacios de diálogo, círculos de conversación, ceremonias y rituales donde se reflexiona sobre el cuidado de la vida, del agua, de la tierra y el rol preponderante de los conocimientos y prácticas de las comunidades indígenas para la preservación de la Madre Tierra, así como de los principales retos y oportunidades que enfrentamos las comunidades locales en el mundo moderno.
Senderos Ancestrales Misak se relaciona con nuestro conocimiento tradicional porque a través de esta estrategia valoramos y compartimos nuestros principios culturales para el buen vivir con otras culturas y personas que nos visitan. Estos principios se basan en la espiritualidad propia, la educación tradicional, las formas de producción, la organización social y el cuidado holístico del territorio. Como Indígenas Misak hemos iniciado un proceso de recuperación y fortalecimiento de estos saberes y prácticas milenarias porque sabemos que esa es la única garantía para nuestra permanencia cultural. Los conocimientos tradicionales de nuestro contexto territorial nos han permitido desarrollar nuestra iniciativa de una forma atractiva e innovadora. Hemos aprovechado el paisaje, la diversidad de flora y fauna del territorio de forma transversal con nuestros conocimientos ancestrales. Nuestras prácticas culturales, ceremoniales y rituales para armonizar el territorio han jugado un papel fundamental en lo que podemos ofrecer hacia el interés del visitante así:
Espiritualidad (armonización)
Nuestra cosmovisión como pueblo Misak nos habla de que somos hijos del agua y de acuerdo a nuestra ley de origen, los mayores y las mayores (shures y shuras o abuelos y abuelas sabedores de la comunidad) nos han enseñado de generación en generación y, a través de la oralidad, que nuestro territorio o Nipirae es lo más importante, que la tierra es sagrada porque nos brinda todo lo que necesitamos para nuestro bienestar integral: el alimento, el techo, los bosques, el aire, el agua, por eso la Tierra es Madre para nosotros.
La forma de interpretar el mundo está ligada con nuestra cosmovisión, la cual se basa en la sabiduría de la naturaleza donde se perciben los espíritus que habitan en ella, en especial, el Pishimisak o espíritu mayor de nuestro territorio sagrado, quien nos ha mostrado el camino para cuidar el territorio. Nuestros abuelos nos van enseñando cómo conectarnos, cómo entender que no estamos solos, que todo tiene vida y que debemos respetar todo lo que existe. Por ello hemos ido comprendiendo que la vida es sagrada, un regalo de nuestros seres primordiales venidos de las grandes lagunas en las altas montañas.
Con el ánimo de ser coherentes con nuestra cosmovisión, cuando el visitante llega al territorio, lo recibimos con un ritual de armonización realizado por un médico tradicional para pedir permiso a los espíritus guardianes del territorio.
Educación propia y oralidad (palabreo)
Las enseñanzas de nuestros mayores son simples y profundas. Nacen alrededor del fuego con la misma calidez con la que el sol calienta el vientre de la madre tierra y fecunda la vida... Para la comunidad, la educación propia nace desde la cocina junto al fuego o Nachak. La cocina es la primera escuela donde nuestros mayores y mayoras nos educan e inculcan desde la niñez todos los conocimientos esenciales para el buen vivir y la relación armoniosa entre las personas y con todos los seres del territorio. Nosotros no tenemos sala o salón para hacer visitas como lo tienen las casas de culturas modernas. Nuestra vida social se desarrolla principalmente en la cocina, siendo este el lugar de cohesión familiar y social por excelencia, donde aprendemos los valores como la reciprocidad, la solidaridad y el respeto y donde se narran nuestros mitos e historias primordiales. Allí en la cocina, los mayores hablan y de su voz camina la sabiduría que nos narra los tiempos del origen, de los primeros seres y caciques nacidos de las lagunas de donde deviene nuestra ascendencia como hijos del agua. En la cocina se vuelve al tiempo primigenio, se reitera la ley de origen y se nos recuerda que nuestra placenta está allí sembrada para recordarnos nuestra ligazón vital con el territorio.
Para vivenciar el espacio pedagógico del Nachak hemos construido una casa ceremonial del pensamiento llamada Tulampiya donde se recibe al visitante y, alrededor del fuego, el taita o sabedor comparte algunas historias orales que encierran una gran sabiduría y conocimientos ancestrales; por ejemplo, por qué en la cosmovisión Misak somos hijos del agua y por qué la tierra es nuestra madre. También habrá un espacio para intercambiar pensamientos con los visitantes sobre el cuidado de la naturaleza y las culturas indígenas.
Sistema alimentario tradicional (Yatules)
Hemos comenzado a desarrollar una relación espiritual con nuestra agricultura y de esta forma hemos emprendido un camino de rescate de nuestro sistema alimentario tradicional que nos ha permitido establecer un diálogo directo con los elementos de vida y con las semillas. Mediante el proceso del fortalecimiento de la autonomía alimentaria, basada en la valoración de los yatules o huertos tradicionales, se ha logrado revivir el paresete o economía familiar propia, rescatar variedades de semillas nativas, incentivar los cultivos diversificados, mantener la producción permanente de alimentos sanos, libres de agrotóxicos y mejorar la nutrición asegurando el bienestar de la comunidad. En el huerto reafirmamos las enseñanzas y consejos impartidos alrededor del fuego en la cocina. Allí vivenciamos las enseñanzas de una forma práctica sobre las variedades y usos de nuestras plantas comestibles y medicinales.
En nuestro Yatul convergen aspectos de nuestra cosmovisión que garantizan el equilibrio del sistema alimentario y posibilitan la sinergia óptima de los elementos que interactúan durante todo el ciclo agrícola, desde la siembra hasta el momento del consumo. Sin embargo, el conocimiento asociado a la producción de alimentos y a su preparación hoy día ha cambiado y tiende a desaparecer. A través de nuestra innovación de turismo cultural hemos comenzado a revalorar la gastronomía tradicional Misak y para ello hemos abierto espacios pedagógicos de aprendizaje sobre el legado culinario en los huertos tradicionales y en la cocina tradicional como lugares de aprendizaje sobre nuestra diversidad alimenticia y la importancia de los productos agrícolas andinos. Nuestro sistema alimentario tradicional basado en productos andinos de gran valor nutricional como la quínoa, el amaranto, los tubérculos y la trucha, hacen de nuestra gastronomía un elemento muy apetecible para los visitantes. Los cultivos orgánicos diversificados en forma de espiral, aunado al proceso de capacitación sobre agroecología, han sido clave para que las familias de la innovación de turismo comunitario comencemos a evidenciar el problema del uso de agrotóxicos y a rescatar el sistema alimentario propio. Este es totalmente diferente del modelo agrícola actual porque el nuestro se basa en la diversidad y no en el monocultivo, en la empatía de las especies y no en la competencia, en la producción limpia y no en la contaminación de suelos, protegemos aguas y semillas por el uso indiscriminado de tóxicos. El visitante tiene la oportunidad de recorrer este importante componente de nuestra cultura.
Construcciones tradicionales
La bioconstrucción de casas tradicionales en forma circular basada en técnicas antiguas y materiales naturales, como barro guadua, madera y paja es importante en la modernidad por los aportes arquitectónicos, ecológicos y significados culturales; ha sido aprovechada en la innovación de turismo como un elemento pedagógico y de concientización sobre la necesidad del uso de materiales no tóxicos en las construcciones y la reconciliación espiritual con espacios vitales como la casa. Las enseñanzas de los mayores con respecto al significado de la casa de barro ceremonial es un conocimiento que se comparte con los visitantes, quienes al entrar al lugar reciben información de porque ese es un lugar sagrado: la arquitectura de la casa representa al misak misak, al verdadero Misak con cuerpo y pensamiento propio en el tiempo (ley de origen) y el espacio (territorio). Una casa antigua, más que una edificación, es un ser vivo. Cada estantillo o pilar que sostiene su estructura está asociado a uno de los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego; el plan de la casa o el Yapalo es el ombligo, la puerta es la entrada que representa el vientre materno o yaskap, las ventanas son los ojos o Ya kap, las salidas de humo laterales son las orejas o Ya kalu, la paja en el techo es el cabello Pusru, las piedras de cimentación son los pies Srop y el fogón es el corazón o NachaK, la parte más importante por donde la casa piensa. Por eso la casa es el lugar donde se nutre al ser Misak, donde se le imparte el consejo alrededor del fuego, donde se le enseñan los valores propios y donde se deberían contar las historias de los primeros caciques venidos de las aguas.
Nuestro vestido tradicional, las artesanías, las danzas y el idioma
Más que cosas pintorescas para ser mostradas son componentes esenciales en nuestro acervo cultural y obviamente se constituyeron en elementos muy importantes para compartir con los visitantes, desde el respeto y la revaloración de lo que nos define como ser Misak, un pueblo milenario con unas formas de ser, vivir y pensar diferentes y autónomos, con un gran potencial de sabiduría y solidaridad para entregar al mundo.
El nombre Senderos Ancestrales Misak nos recuerda que, como pueblo indígena, siempre debemos seguir las enseñanzas, los consejos y los pasos de nuestros mayores, quienes nos muestran la senda a seguir; por eso nuestro futuro está en poner en práctica en la sabiduría de nuestros antiguos, quienes van adelante señalándonos el camino porque ellos ya lo recorrieron. Para pervivir como pueblo indígena y reivindicar nuestra identidad cultural es indispensable retomar el legado de los abuelos y abuelas contenido en nuestra cosmovisión. La iniciativa de turismo cultural Senderos Ancestrales Misak nos ha permitido de alguna manera retomar el cauce generando lazos de pertenencia con el territorio, la cultura, y las costumbres. Los jóvenes desean quedarse en la tierra desarrollando sentimientos de orgullo de hacer parte de una cultura que otros desean conocer, que admiran y respetan. Esto afianza la autoestima, el amor por las tradiciones culturales como las danzas, la música, el traje y la lengua propia.
Esperamos que para el visitante nuestra iniciativa signifique recorrer un sendero ancestral con un profundo significado que quizás le ayude a religar con la tierra y los elementos esenciales que conforman la vida. Quizás también para aquellos que no saben que existimos pueblos indígenas étnicamente diferenciados, quienes cuidamos ecosistemas estratégicos para toda la humanidad; buscamos que sea una oportunidad para que aprendan a valorarnos y a respetar la diversidad biocultural de nuestro país.
Es nuestro deseo compartir este camino de la mano de quienes están abiertos a trasegar otras formas de ver, comprender y ejercer la vida.
Unkua, Unkua
Comunidad Misak Jardín del Jardín Botánico Las Delicias
Las ilustraciones son de Brian Gómez Molina