A orillas del río Duda: un campamento científico en La Macarena

A orillas del Duda: una universidad en la selva

Río Duda
Author: Anónimo (no verificado) Fecha:Marzo 16, 2018 // Etiquetas: Universidad de los Andes, Macarena, Selva, recomendado

En el corazón de la selva, junto al agreste río Duda, y en plena guerra contra la guerrilla de las FARC, un grupo de investigadores liderado por la Universidad de los Andes fundó el Centro de Investigaciones Ecológicas La Macarena (CIEM) que funcionó, en contra de todo prejuicio, durante 16 años. Allí se adelantaron temas de botánica, ecología, primatología, evolución, conservación, educación ambiental, ornitología y regeneración de bosques.

La historia comenzó cuando el doctor Isawa, un biólogo japonés, vio una aguíla harpía en las bocas del río Duda. Un deprededor de este calibre es una señal de una rica fauna de primates. Como en los viejos mitos de fundación mitológica, los científicos eligieron el lugar del águila para construir la estación biológica en 1986, que pasaría a ser conocida como “El Campamento” y se convirtió en uno de los centros con mayor producción científica del campo en América Latina.

Con un documental de 40 minutos, la profesora Claudia Leal, del departamento de Historia, y Pablo Mejía Jaramillo, politólogo egresado de la Universidad de los Andes, recogen los testimonios de científicos y trabajadores del sitio que narra con nostalgia la historia de “El Campamento” y cómo, más allá de las valiosas investigaciones, fue un lugar de alegría y solidaridad en medio de una guerra que acabó por destruirlo.

En 2002 el centro fue cerrado después del secuestro del científico japonés Akisato Nishimura. Desde entonces, las personas que participaron en el centro durante esos 16 años, recuerdan su paso por “El Campamento” del río Duda. También añoran a las personas que este insólito proyecto, para los tiempos que corrían, juntó en la selva. Con los acuerdos de paz, quienes trabajaron allá guardan la esperanza de que el Centro de Investigaciones Ecológicas La Macarena pueda volverse a abrir y entregar a una nueva generación, un edén para la investigación biológica y un lugar invaluable para construir paz donde más se necesita.

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